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Columna: “La lucha por una verdadera independencia patria”

(Por Juan Gajardo López, profesor, dirigente del PC de Chile). La celebración que da lugar  el 18 de septiembre como el día de la independencia nacional, más que un cuestionamiento a la fecha en sí, cual es la respetable posición de algunos, argumentando que el acta de independencia se firmó en 1818, nos debe incentivar a profundizar nuestros análisis sobre los procesos históricos vividos como país, siendo sin duda la independencia política de España uno de los principales.

Recabarren preguntaba fundamentadamente en 1910: ¿Qué celebran los pobres? ¿la emancipación de los ricos chilenos sobre los ricos españoles?  Y ésto, siendo cierto, no nos debe impedir justipreciar que esa gesta independentista aceleró el término de una serie de privilegios que tenía la casta poseedora del poder político. Carrera en 1811 respaldando medidas como la libertad de vientres (por influencia de Manuel de Salas) , la libertad de comercio entre naciones o creando la Aurora de Chile o el Instituto Nacional, son transformaciones profundas para su tiempo, por más que si se las pone en un marco más general, podemos explicarlas como los efectos de la Ilustración que llegaban a Chile . Y como sucede en los procesos históricos reales, con avance y retrocesos y no obligatoriamente con una conducta unilineal de sus principales conductores. Recuérdese  por ejemplo que el mismo Carrera calificó como jacobino a Oḧiggins cuando éste abolió los titulos de nobleza en 1817.

Lo que sí tenemos claro la mayoría de quienes adherimos a un pensamiento de izquierda es que el proceso independentista al cual nos referíamos no aseguró la independencia plena de nuestro pais. Los intereses económicos de las clases dominantes desde mediados del siglo XIX se mimetizan y subordinan a los intereses foráneos, primero de Inglaterra y luego de EE.UU. Por lo mismo, el proceso de independencia plena, que tiene que ver por ejemplo con la disposición de los recursos naturales en beneficio de toda la población del país, ha sido históricamente una bandera que ha enarbolado  la izquierda y una de las razones del golpe de Estado que en 1973 buscaba castigar por la nacionalización del cobre.

El proceso independentista de dos siglos atrás fue también un proceso internacionalista. San Martín al igual que Bolivar, Ohiggins, Sucre  y otros libertadores, entendían que la libertad de un país en específico estaba determinada por la libertad de todos. Este aprendizaje también ha sido olvidado por las clases dominantes que hasta hoy dirigen nuestros países. Intentos integracionistas que buscan articular acuerdos básicos para enfrentar de común el actual proceso de globalización son torpedeados, cual es el caso últimamente por ejemplo de UNASUR y en cambio se sigue manteniendo organismos internacionales como la OEA que representa los intereses de la potencia extranjera y que en boca de su máximo representante amenaza con intervenir militarmente la patria de Bolivar,  Venezuela. La lucha por profundizar la independencia nacional va indisolublemente ligada  a los destinos de los pueblos de nuestros países hermanos.

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